¿Se debería continuar el blog?

lunes, 24 de septiembre de 2012

Capítulo 3 :

"Yo también soy consciente de que el tiempo pasa. No hace falta ser un genio para volver a mirar atrás y decir 'si hace nada que...'. Y es tan simple, como que hace escasos días (estamos hablando de hace un mes o por ahí), estaba bronceándome aún con el sol, mientras paseaba después de comerme una pizza en Sto. Domingo junto con Marcos. Ahora, por el contrario, no me quito el pañuelo ni estando en casa. Mi ciudad, lo malo que tiene es que o hace un frío que te puedes morir o hace un calor sofocante que no puedes soportar. No existe término medio.
Pero volviendo al tema principal y es que nunca llegué a creer que llegaría a distanciarme tanto de él. Ya se han acabado los 'buenos días princesita' y los 'buenos días princeso', las sonrisas inesperadas que causan las palabras más simples, o mejor dicho, ya se han acabado las conversaciones. (...)"
Noto como los ojos se me llenan de lágrimas al volver a releer todas esas palabras en una hoja cualquiera de una libreta que utilizo para matemáticas. Por suerte, el sonido del timbre hace que espabile y estoy a punto de levantarme e ir a abrir.

-¡No te vayas a mover, vayas a lesionarte!- mi hermano acaba de aparecer en escena. Lleva puestas las gafas de lectura, así que supongo que ha estado estudiando hasta ese momento.

-¡Boh, chúpame un pie, pitufo!- digo, como réplica, divertida, mientras observo escondida detrás del sofá, quién es la persona que ha llamado.

-¡Qué pasa tío! -Y después de un abrazo que a cualquiera dejaría sin respiración, repara en mí.- Ah... Con lo pequeñita que eres, no había reparado en ti, Android... -con una gran energía, me despeina, riéndose.

En esa ocasión no me digno a darle una contestación, pero con un resoplido está más que satisfecho, ha conseguido lo que quería: sacarme de quicio.

Ha sido lo único que ha conseguido que me levante en toda la tarde (se está tan bien en el sofá mientras ves una serie en inglés...), así que decido ir a escuchar música a mi habitación. Al entrar, me asombro del extraño orden que tiene. Mis ojos llegan a posarse como si de una brújula se tratase, en el corcho que cuelga de la pared y está lleno de fotos. Salgo con mis padres y Marcos en algunas, otras estoy con mis amigas, otras yo sola o con Marcos, en otras está Toni... Ahora que me fijo, no ha cambiado mucho, pelirrojo y ojos verdes, esa tez morena y el acento italiano que tanto me gusta. Lo que menos ha cambiado, es ese tono capullo de siempre, pero me alegra que sea el mejor amigo de mi hermano y que esté ahora en mi casa,  así Marcos deja de estudiar un rato. Estoy a punto de apartar la vista del corcho, cuando en letras de diversos colores y en mayúsculas veo que la frase va precediendo el resto de cosas.

"Él dice que soy su droga, o más bien su metadona."

Los recuerdos me golpean como un jarro de agua fría, a traición. Hoy no es mi día. Esa frase la saqué de un libro y se la pasé corriendo, como él solía hacer conmigo, como hizo con la foto de "buenos días, princesa". No le dije que era un libro romántico, ya que se reiría de mi, (nunca consigo convencerle de las cosas. Como con la película de 3MSC o Enredados...) pero me dijo que él pensaba eso justo de mí. En ese momento agradecí que no me estuviese viendo, ya que estaba roja cual tomate. Pero aunque todo iba genial, aquella fue una de las últimas conversaciones que recuerde que tuviésemos y que puso punto y final.
Ya no evito que el nudo de mi garganta haga impedir las lágrimas, dejo que broten como si se tratase del río Guadalquivir y estuviese fluyendo.

No seas tonta, sabes que todo va a salir bien 
Y tú sabes que es muy fácil decirlo. ¡Me estoy jugando una beca, jo!
Bueno, pues yo te agarraré la mano, así que no te asustes si notas un hormigueo...
¡Qué bonito, jo! Después dices de mi... *carita sonrojada*

Después todo pasó muy rápido. Yo estaba en una nube, pero por cualquier cosa aquellas palabras me llegaron muy adentro y empecé a llorar, como una niña pequeña.

Ey... Princesita... No te pongas así, yo no quería...
Vete. No quiero hablar más contigo.

Al día siguiente, antes de la prueba de artes, estuvimos hablando y lo solucionamos. En mitad del examen, me acordé y sentí ese hormigueo que él me había dicho.
Pero ya no he vuelto a hablar más con él de verdad, tal vez un "¡Hola! ¿Qué tal?", nada de pasarnos las horas hablando juntos, nada. Ahora solo existe esa sensación de vació y de molestia. De vez en cuando aún tengo esa tentación de hablarle, suplicarle perdón por lo que sea, de gritarle que le echo de menos y que vuelva a ser (para mí nunca ha dejado de serlo) lo mejor que me ha pasado...

En línea.
TE ECHO DE MENOS Y NO SABES CUANTO...

Mensaje borrado. Y eso es como un ritual de todos los días. Ya no le doy más vueltas, sé que ha encontrado a otra princesita.
Y el tiempo pasa. No cometas tú el error de perder a una persona que lo era todo para tí. Por que sí, hablamos de vez en cuando y no tendría que quejarme. Pero antes tenía tiempo, ahora solo tiene secretos para mí.
Entre tanto pensamiento, me he colocado el chándal.

-Toni, voy a salir a dar una vuelta. Dile a mi hermano que vuelvo lo antes posible. -Y cierro, sin esperar una respuesta.

Una vez sola por la calle, mientras ando, cojo los puños de las mangas de la sudadera. Quiero un milagro, si tal vez...

****

No sé si os gustará, creo que no. Es un poco lioso pero no he conseguido explicarlo mejor. Pero te lo dedico a ti, chica perdida entre gigantes. Porque quiero que te des cuenta que eres super especial, y que aunque te veas tan pequeña, después serás la más grande de todos. No te rindas y no llores. Porque eres genial, así de simple. 
También te lo dedico a ti, lector. Que me sigues en estos tres capítulos y que espero que disfrutes. Ya te digo. No cometas tú el error, uno de tantos... Pero elige cuál es el tuyo.
- No olvidéis dejarme vuestros comentarios, que todos podéis, con vuestras opiniones -
miniLittleM.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Capítulo 2 :

Los recuerdos asaltan en este momento mi cabeza. Entre el calor que hace y que más roja no puedo estar, las cosas no podrían ir peor. Vuelvo a mirar de reojo, asomándome desde la espalda de Marcos, el cual todavía no ha salido de su asombro. Pero el mismo sonido que me ha acompañado durante todo el camino, hace que lo olvide todo en ese momento.
Me quedo sorprendida mientras abro la conversación. No son palabras, es una imagen.

"Buenos días, princesita."

Las letras bien marcadas en negro y en un puente. En ese momento veo incluso candados con nombres de parejas. Me hace gracia y no puedo evitar sonreír, e incluso soltar alguna que otra risita. ¡Se ha acordado! Una de esas noches de insomnio, en las que se habla de todo y expresas tus sentimientos más sinceros, le comenté que me hacía ilusión poner algún día un candado, aún sabiendo de sobra que eso no significa un amor duradero, ni una amistad. (El amor no siempre es de las parejas, también existe el amor de amistad.)

-Bueno, ¿me explicas qué está pasando? -en su voz se notaba un tono burlón. Sabe que eso solo me pasa cuando veo a un chico que me gusta.- ¡Espera, no hables, viene hacia aquí!

Y en ese jodido momento, yo deseo que la tierra se abra y me trague. Así que vuelvo a mirar de reojo, (esta vez con algo más de descaro) pero por el contrario veo que su grupo de amigos y él mismo, con las pizzas, ya se han ido en dirección opuesta a nosotros. Una carcajada (que hace que la gente que hay allí se gire hacia nosotros) de parte de Marcos.

-¡Eres demasiado ilusa, Android! -y ríe aún más, si eso es posible.

Se ha ganado una de mis peores miradas. Esas que si matasen, lo harían sin duda. Quiero mucho a mi hermano y más aún con todo lo que ha hecho por mí. Mis padres murieron cuando teníamos diez y dieciocho años. Pero él se hizo cargo y me ha cuidado genial, siempre ha estado muy pendiente de mi. En realidad estamos muy unidos... ¡Pero no puedo evitar odiarlo en este momento!

¡Espera, ahora hablamos, que voy a comer! *guiño*
Que aproveche. *corazoncito*

Aquí las pizzas tardan entre quince y veinte minutos, así que yo me alejo, dejando a Marcos ahí y me siento en la estatua, a los pies.

-¡Pues sí que tarda en comer! -la realidad no es esa, pero es que yo me pasaría hablando con él las veinticuatro horas al día, así que vuelvo a la carga, reclamando atención.

No te ahogues, pero ven ya, jo...
Que quiero hablar contigo *carita llorosa*
¡Ya estoy aquí, princesita!

¿Sabéis ese momento en el que alguien te "mata" con alguna palabra y solo sabes sonreír, porque no queréis estropear la situación? Este es uno de ellos. Aún recuerdo cómo le "conocí". No deberían existir esas comillas, pero aún hay gente que el término "conocer" significa un contacto visual, mínimo, pero yo a él no le he visto, no sé ni dónde vive. Muchos podrían pensar que me está engañando, ya que podría perfectamente, pero después de siete meses, hablar cada vez más, la confianza es más que notable.
Muchas veces él también da a entender que le alegra haberme conocido y eso hace que me sienta especial, aunque todo empezó muy raro, la verdad.

Me encanta nuestra casa- Papá y mamá sabían lo que se hacían. Todo estaba a oscuras, excepto el salón que contaba con una lámpara de pie encendida, que iluminaba toda la sala con una luz tenue. En ese instante estaba sonando "Payphone" de Maroon 5 en la radio. Como estaba sola, ya que Marcos estaba en la biblioteca de la universidad, no me importaba el volumen al que estuviera la radio (que estaba a tope.)
Encima de la mesa del ordenador, había un crêpe de nutella y nata (es lo único que sé hacer si nos salimos fuera de lo básico), el móvil, que de vez en cuando anunciaba un nuevo WhatsApp y una botella de agua.
Me encanta leer, así que no es raro encontrarme leyendo blogs por internet. Y esa tarde de un sábado frío y lluvioso, no iba a ser menos. Estaba leyendo la nueva adquisición de " sebusca1poeta.blogspot.com " ; "Mujeriego".

Una vez que terminé, justo en ese momento, un número desconocido me habló.

Hakuna Matata.

Mi sorpresa fue enorme, pero "El Rey León" es una de mis películas favoritas así que continué.

Vive y sé feliz.

Mi cara debía ser un poema. Porque aquel desconocido me corrigió y empezó a hablar "él solo". (Aunque yo no podía parar de mirar la pantalla del móvil.)

¡Primero es vive y deja vivir! ¡Que no tienes infancia! Qué fuerte...
¡Más fuerte es que ni siquiera te conozco! 

De nuevo, con una sonrisa, vuelvo a la normalidad. Mi hermano se acerca con la pizza. Y es que hay veces que una equivocación no tiene porqué ser un error.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Capítulo 1 :

-Buenos días, princeso.

No me gusta el término "príncipe". El otro día (bueno, ya hace algo de tiempo) lo descubrí. Pero sin embargo "princeso" le da un toque también muy cariñoso y a la vez infantil por el fallo que se produce en la misma palabra.
Y ahora, he vuelto a darle ese toque cariñoso e infantil. Ya lleva unos cuantos días sin darme siquiera las "buenas noches" (como sólo sabía hacer él) o por el contrario, decirme uno de esos "buenos días princesita" que venían dispuestos a sacarme una sonrisa, la que fuese la primera del día. 
Me he sumido tanto en mis pensamientos que no me he dado cuenta que mi hermano me está llamando. Nos llevamos ocho tristes años, pero no nos llevamos tan mal. Ayer decidimos que hoy íbamos a pasar el día juntos y lo vamos a empezar yendo a comer una de esas pizzas que están tan ricas de Santo Domingo.
Noto como su mirada se posa en mí, llegando a clavarse, mientras me escruta, cómplice conmigo. Me he bronceado bastante este verano y la ropa (con unos colores muy llamativos) destacan el color de mi piel, complementándose de maravilla.

-¡Por fin estás preparada, Android!

Arrugo la nariz, pero estoy muy risueña (aunque no hay un motivo aparente.) Sabe de sobra que ese apodo no es de mi gusto, pero si se lo vuelvo a decir, volverá a reírse y lo repetirá, con esa forma tan característica de separar cada sílaba mientras no puede evitar sonreír, a cada letra.

-¡A callar, pitufo!

Se queda parado. Me mira fijamente y gruñe. Yo también sé picar a la gente. Pero, como siempre que pasa esta situación, aprieto los labios para no reírme.

-¡Andrea, sabes que no me gusta lo de pitufo!

-¡Anda el otro! ¿Crees que a mí me gusta Android?

Y sin previo aviso, estallamos los dos en una carcajada. Nos suele pasar bastante. Salimos de casa, y como es algo (vale, es bastante) más alto que yo, pasa su brazo por mis hombros. Durante el camino me empieza a contar cosas sin sentido, hasta que nuestros móviles empiezan a sonar y nos separamos, mirando el WhatsApp.
¿Y si...? Una nueva ilusión hace que busque esa misma conversación. Nada. Ni se ha dignado a contestar. Lo que más me duele es que aparece que se ha conectado después de que le hubiese enviado el mensaje, lo cual significa que lo ha leído. Pero sigo sonriendo, ahora solo pienso en la pizza que me espera.

"Preciiiiiiiiiiiiiosa". Y ahí está ella, dejándose el dedo en la tecla, con tal de decir algo con lo que hacerme sonreír. Marcos también sigue sumido en sus conversaciones, pero parece algo más serio. Cuando nota que le estoy mirando, me sonríe, pero acto seguido vuelve a mirar el móvil.

-No recordaba las colas que había en esta pizzería...

Levanto la cabeza del móvil y asiento, corroborando lo que dice mi hermano Marcos, alias el pitufo. 

-¡Oh, por Dios! -no puedo evitar ponerme colorada y colocarme detrás de Marcos, el cual no entiende nada, pero en ese momento, no puedo explicárselo...

***
Pues cómo veis, he decidido empezar una nueva historia. Espero que os guste y recordad que este blog tiene puesto que cualquiera puede comentar, ¿os importa decirme las opiniones? 
También he de decir que este capítulo, es especial, así que va dedicado a una de las mejores amigas que tengo, la cual ha dado nombre a la protagonista y al mismo apodo.
¡Muchas gracias por todo!
miniLittleM.